lunes, 19 de diciembre de 2011

NOSOTRAS DECIMOS

Aportes para el debate planteado por el Abogado Eduardo Maffía, Ayudante de Fiscal del Departamento Judicial Junín.
Por Mujeres por la Equidad de Género

A partir del posicionamiento planteado por el Abogado Eduardo Maffía en el articulo publicado bajo su firma en los periódicos locales Pinto Hoy del 1-12-11 y La Calle de Pinto del 13-12-11 , y salvando expresiones (muchas de ellas agresivas) que tergiversan nuestra posición con la intención de imponer la suya como objetiva, cuando en realidad se trata de su posición política e ideológica; abrimos paso al debate para reafirmar lo que desencadenó su efusiva reacción: “si otros deciden que sigas un embarazo que no deseas es violencia”. Esta frase es parte de un artículo sobre las distintas manifestaciones que toma la violencia de género publicado bajo nuestra firma por este medio el 29 de Noviembre pasado.
En primer lugar vale aclarar que la violencia lo es en sí misma, más allá de que la tipifique o no la ley.
La legislación nacional intenta una protección de las mujeres frente a esta violencia a la que define como “toda conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder, afecta su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas por el Estado o por sus agentes”.Es relevante remarcar que el Abogado Maffía escribe desde un lugar de poder como Funcionario Judicial.
La Ley 26485 hace una enumeración que es meramente enunciativa, no taxativa, no limitando los casos de violencia a los previstos expresamente (esto se desprende del párrafo transcripto más arriba) y en el artículo 6 inc. “d” define como violencia contra la libertad reproductiva: “aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos.”
Maffía nos acusa impunemente: “Estimular o defender las prácticas abortivas como un derecho de la persona es como defender la libertad del asesino para matar, y olvidarse del derecho de la víctima a vivir. Y defender el aborto para evitar el peligro de las mujeres que abortan clandestinamente es lo mismo que permitir los asesinatos para no poner en peligro la vida de los asesinos”. Queremos aclarar que nosotras no “estimulamos”, ni incitamos, ni invitamos a practicarse abortos, sino que reclamamos la legalización para una práctica que de hecho existe y provoca la muerte y secuelas a cientos de mujeres anualmente. Legalizarlo significaría salud pública para todas las mujeres y terminar con el gran negocio del aborto clandestino. La despenalización no significa que aumenten los casos actuales, ya que la que hoy toma ésta decisión lo hace aunque sea ilegal y la que no lo hace, tampoco lo haría aunque fuera legal.
La gratuidad y celeridad propiciaría mayor salud para todas evitando las posturas hipócritas moralistas que esconden en el secreto de costosas clínicas privadas la “vergüenza de las buenas familias”.
Nosotras no defendemos posiciones privilegiadas ni doble moral.
Nuestra posición es simplemente una posición política (igual que la que el señor Maffia oculta tras su autoproclamada objetividad), sujeta a debate (no pretende tener la última palabra como él que después de juzgarnos como asesinas dice: “no es mi intención polemizar”). Nosotras sí queremos debatir un tema que no está cerrado, que el año próximo será debatido en el Congreso y nuestra posición será representada por el proyecto de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito, y será defendida por más de 50 diputados de distintos bloques que reconocen la deuda que la democracia aún tiene con las mujeres.
Insistimos, no “promovemos” el aborto. Nadie se embaraza para abortar. Es una decisión extrema y dolorosa. Es un hecho traumático. Pero agregarle a ésta situación de vulnerabilidad la categoría de delito, culpabilizando a la víctima de violencia reproductiva como asesina no soluciona ni evita el dolor, sino que la expulsa a la indefensión de estar fuera de la ley.
Hoy en día todos los casos de aborto, incluso en los embarazos en los que está en riesgo la vida de la madre o los que son producto de violación, son judicializados, lo que implica dilatar los tiempos hasta que su aplicación en muchos casos resulta inviable, negándose así de hecho, un derecho reconocido por la ley. ¿Cómo podemos confiar en que serán respetados nuestros derechos por parte de ciertos funcionarios del Poder Judicial, si no demuestran la mínima sensibilidad frente a estos casos?
En su artículo Eduardo Maffia hace referencia a que: “más de 95% de los embarazos son no buscados o no queridos”…a confesión de parte, relevo de prueba. ¿ Muchas de esas mujeres no son violentadas, ya sea porque no se les brindó educación sexual o anticoncepción, o porque un hombre las forzó, engañó o manipuló?. Lo que se desprende de su argumentación es que la mujer que queda embarazada en contra de su voluntad debe aceptar resignadamente el destino que otro le impuso, caso contrario es una asesina. Esta políticamente correcta defensa de la supuesta “parte más débil” desde su lugar “a salvo” condenando a la niña, adolescente o mujer, violentada de hecho (física, psicológica o por ausencia estatal), a un lugar de clandestinidad, a ser tratada como delincuente, es cruel.
La vida no es solo respirar, también es elegir qué vida vivir.
Cuando panfletariamente acusa: “la crueldad de una madre matando a su hijo no tiene comparación”, nada dice de la crueldad del que la embarazó contra su voluntad (por ej. padres, padrastros, novios, maridos, etc.). Pretender la resignación frente al hecho consumado, es exigir conductas heroicas en las demás. Y las conductas heroicas se asumen en la vida propia y no arriesgando las ajenas. Y además se asumen en libertad, si existe obligación de hacer el bien no existe mérito.
Consideramos que lo que hace maravillosa la maternidad es la elección de dar vida y ayudarla a crecer, pero sin esa elección no hay maravilla.
Maffia se atribuye: “el deber de la objetividad y la responsabilidad”, desvalorizando nuestra palabra como carente de esos criterios (¿?). El dice: “los que opinamos en público y que eventualmente podemos influir en la gente tenemos el deber de hacerlo con responsabilidad y objetividad” ¿son responsables sus declaraciones en las que nos acusa de: “ayudar a instalar la cultura de la muerte” y nos responsabiliza de “preparar el camino para nuevas noticias desgarrantes”?. Esto es responsabilizar a las mujeres de la violencia de la que somos víctimas y suena bastante parecido a una amenaza. Una amenaza que respalda la orden de ¡Silencio!¡Estense quietas!¡Sigan obedeciendo que si no verán las consecuencias! ¡No busques tu libertad porque tronará el escarmiento! . Esto también suena parecido a la maldición divina respaldada por el mito de que el mal entró al mundo por Eva. Una Eva que buscaba casualmente la libertad. El deseo de libertad que en la mujer todavía se condena.
A esto nos referíamos cuando temíamos que se reinstale con más fuerza la sumisión por miedo después de los hechos de violencia machista. A estos discursos que fomentan roles estereotipados para las mujeres, donde el único lugar valorado para nosotras es la maternidad.
Por medio de sus manifestaciones lo que busca es mantener el estatus quo de privilegio del sistema patriarcal, donde unos deciden sobre otras, legitimando así las relaciones de opresión. En este caso, el Estado a través de la penalización del aborto empujando a la clandestinidad a cientos de mujeres que deciden interrumpir su embarazo, poniendo en riesgo su vida. Por eso decimos que el aborto es una cuestión de salud pública, y que a toda mujer se le debe garantizar el derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo en condiciones dignas y seguras.
Desde su posición clásica de varón, con poder político y social, traduce nuestra nota dándole la supuesta interpretación correcta, objetiva y bien intencionada. Nosotras decimos que opinar se opina siempre desde una posición tomada, él defiende una supuesta ley natural, nosotras más humildemente bregamos para que se respete a la mujer en su autonomía como ser capaz de decidir por sí misma y que no se le impongan criterios ajenos como la maternidad obligatoria. ¿Por qué nuevamente un varón se adjudica el derecho de saber mejor que nosotras mismas que es lo bueno para nosotras como en el párrafo en que dice: “ese hijo es la persona que mas la va a querer”?
Es tan fácil enarbolar la bandera de hablar por los que no tienen voz cuando no se pone nada en juego. Es tan fácil hablar de la vida cuando las que se la juegan son otras. Esa interpretación facilista no la compartimos, el mundo es más complejo y diverso.
Declaramos que no necesitamos traductores, hablamos por nosotras mismas y no merecemos ser catalogadas de propiciadoras de muerte, cuando justamente lo que pretendemos es evitarla con mayor salud pública y propiciar un cambio social que respete el derecho a la vida digna de tod@s. Y dignidad implica poder tomar decisiones propias y libres. Agradecemos la intención de explicarnos y adoctrinarnos sobre como debemos vivir pero la rehusamos y decidimos hablar por nosotras mismas. Rechazamos ese criterio patriarcal que durante siglos nos tuvo como seres medianamente incapaces, necesitadas de tutor que nos enseñe a pensar.
Estuvimos siglos calladas y otros hablaron por nosotras ¡Ya no nos callarán! Elegimos expresarnos libremente, humildemente, buscando la manera de ayudarnos entre mujeres, poniendo en discusión temas tabúes, tratando de generar espacios para reinventarnos y hacer oir una voces agudas, diversas y hermanadas que se han mantenido silenciadas a lo largo de la historia.
Elegimos tomar posición, no imponer ideas.
Opinar, no condenar ni juzgar.
Y luchar:
- Por el cumplimiento de la ley 26485 (Ley de Protección Integral a las Mujeres, la cual condena todo tipo de presión psicológica, culpabilización, exigencias de obediencia y sumisión y hostigamientos que perjudiquen la salud psicológica, física y autodeterminación de las mujeres)
- Por políticas públicas que permitan el cumplimiento de los objetivos de la ley 26485.
- Por la ley de legalización del aborto.
- Por la formación en la problemática de género de todos los agentes estatales de Educación, Salud, Seguridad y Justicia.
- Para que se respeten nuestra voz y nuestras decisiones.
“Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”
“Sólo nosotras, mujeres, podemos, debemos y tenemos que decidir sobre nuestro cuerpo, que es decidir sobre nuestra vida”.
“Sólo nosotras podemos elegir ser madres o no serlo”.
“Nuestro cuerpo es nuestra vida y nuestra vida es nuestra decisión”.