martes, 10 de enero de 2012

2012: LA LUCHA CONTINÚA...

En la actualidad algunos medios ya han dejado de nombrar como crímenes pasionales o simples homicidios a los asesinatos de mujeres por el hecho de serlo o por considerarse propiedad del varón o varones. Es un logro que hoy se hable de femicidios. Sin embargo, se los sigue abordando desde un lugar de sensacionalismo y como meros hechos policiales. Nos preocupa que se naturalicen estos casos cuando en realidad son la máxima expresión de violencia que se ejerce sobre las mujeres en el sistema patriarcal.
Mucha gente se horroriza frente a éstos crímenes y se indigna con los asesinos, pero sin dejar de verlos como hechos individuales, aislados, que le tocan a la que tiene la mala suerte o el mal tino de relacionarse con un ocasional loco homicida. Pocos análisis se hacen dentro del contexto que los ubica como partes de una organización social, cultural y política que legitima la opresión de la mujer.
No todas las personas que claman justicia se preocupan por los millones de mujeres que continúan siendo educadas para soportar con resignación los maltratos cotidianos.
Como dice Liliana Mizrahi:”El cuerpo femenino es una anatomía política. Es un cuerpo atravesado por leyes restrictivas, mandatos patriarcales autoritarios, políticas religiosas dogmáticas y políticas sociales injustas(...).
El cuerpo femenino se usa para la estética del placer o la reproducción de la especie, y también para el negocio, como mercancía en la trata y en la prostitución.
También es un espacio facilitador para la violencia, la cosificación y el negocio, el castigo, la culpa y la crueldad.
El cuerpo de las mujeres es una anatomía política sobre la que se legisla autoritariamente, sin la participación de las propias mujeres.”
Ejemplo de ello es que en nuestro país aún sigue penalizado el aborto, como muestra de la colonización patriarcal del cuerpo femenino, negándoseles así a las mujeres el derecho a decidir sobre su propio cuerpo. Y provocando esta penalización cientos de muertas por prácticas clandestinas e inseguras. Pero ésta violencia no se visibiliza.
El adiestramiento que recibimos a diario, manifiesta una gran violencia hacia las mujeres. Frente a ésta situación la única forma que tenemos para liberarnos es organizarnos y luchar. Creemos que es mejor resistir, oponerse críticamente a los mandatos y generar conciencia. No adaptarse ni dejarse domesticar. Y que lo que individualmente parece imposible, colectivamente se puede lograr. Te invitamos a participar de éste desafío.
Mujeres por la Equidad de Género.

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