lunes, 21 de noviembre de 2011

DIA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES

25 de Noviembre: Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres.

El año pasado para ésta fecha escribimos sobre lo que se considera la mayor violencia contra las mujeres: el femicidio. Y decíamos que se considera tal, el asesinato de una mujer por un hombre que la considera de su propiedad. Esto se da dentro de sociedades patriarcales que tácitamente reconocen a los varones la propiedad sobre las mujeres y sus hijos.

El femicidio es un asesinato agravado por el odio hacia la mujer y la intención de destruirla que pone en acto patrones culturales de poder sexista. Y, también existen los llamados femicidios vinculados que son los homicidios de hijos u otros hombres por encontrarse en el momento del hecho con la mujer o salir en su defensa (por ej. Quemar a la mujer con el hijito en la cama o matar a la mujer y al hermano que se interpuso, etc).

Pero la violencia machista no tiene límites y hemos sufrido la semana pasada en nuestra zona otra manifestación aberrante: el crimen de Tomás. El móvil es el mismo que en los femicidios, el asesino uso al niño como medio para destruir a la madre. Existe un odio profundo en éste hombre que le permite planificar con premeditación y ejecutar con alevosía el horrendo crimen confiado en una sensación de omnipotencia que le da la supuesta propiedad sobre la vida de la madre y el hijo.

El móvil es el mismo siempre que hay violencia de género: amenazar y disciplinar. Intentar obligar a la mujer a obedecer mediante la amenaza:” te voy a pegar donde más te duela” y si no obedece: ejecutar la amenaza.

Estos hechos pueden tener, en nuestras sociedades patriarcales (donde hay un orden jerárquico varón-mujer), otro efecto más generalizado: Disciplinar a las demás mujeres. Se puede crear un clima de miedo que paralice y vuelva más conservadoras las conductas. Se pueden profundizar las tradiciones opresivas para las mujeres mediante el temor ya no solamente por lo que le pueda pasar a ella sino también a los hijos.

Se puede afianzar el mensaje de responsabilizar (aunque sea solapadamente) a cada mujer víctima de los males que sufre. Se puede repetir el mensaje oculto de que las mujeres no somos dueñas de nuestras vidas y así las mujeres somos amenazadas con castigos si tenemos o no tenemos sexo, si quedamos o no quedamos embarazadas, si continuamos o interrumpimos el embarazo, si continuamos un matrimonio o si decidimos separarnos. Y de esa y otras maneras estamos bajo control. Si esto se profundiza caeremos nuevamente en la trampa. La violencia que nos somete, inclusive aunque el asesino quede preso, habrá ganado.

La otra manera en que puede reaccionar una sociedad que pretende vivir bien, es profundizar la lucha por la igualdad. Saber que existe un enemigo de esa igualdad que se llama machismo y que pretende perpetuarse en los privilegios que le da el patriarcado.

No negarlo, no ocultarlo, al contrario: identificarlo. Identificarlo incluso dentro de nosotr@s mism@s.

Identificar al enemigo y no darle tregua. No permitir nunca, ninguna violencia de género, no aceptarla ni sobre nosotras ni sobre las demás.

Identificarla para que no crezca, para que la vayamos haciendo desaparecer entre tod@s:

Si te pega, es violencia.

Si te basurea, ningunea, menosprecia, es violencia.

Si te hace trabajar para él, te quita o te niega plata es violencia.

Si te obliga a tener sexo, o a tener hijos o a no tenerlos es violencia.

Si no te deja salir es violencia.

Si te amenaza es violencia.

Si te gritan, si te humillan, si te dicen obsenidades ,” piropos” o “chistes” que hieren tu sensibilidad es violencia.

Si te hacen callar, es violencia.

Si en el trabajo te pagan menos o te hacen trabajar más por ser mujer es violencia.

Si te dificultan el acceso a cargos jerárquicos dentro de partidos políticos, sindicatos, clubes o cualquier organización es violencia.

Si no te toman en un trabajo, o no te ascienden cuando te corresponde, o amenazan con echarte por ser mujer o por estar embarazada o por tener hijos es violencia.

Si en cualquier lado te manosean o te obligan a prácticas que te resulten humillantes es violencia.

Si algún médico o paramédico, jefe, sacerdote, pastor, maestro, profesor, abusa de su lugar de poder para hacerte o decirte cosas que te humillan o te dan miedo es violencia.

Si te niegan atención cuando recurrís al hospital, a la policía o al juzgado es violencia.

Si usan tu imagen o la de otras mujeres para atentar contra nuestra dignidad, tratándonos como objetos es violencia.

Si no recibís educación sexual, si no recibís anticonceptivos e información sobre su uso, si otros deciden que sigas un embarazo que no deseas, si te violaron y el hospital te niega el tratamiento que manda la ley, si te humillan, retardan tu atención, o tratan de manipularte. Si recibís trato deshumanizado durante embarazo, parto o complicaciones por aborto es violencia.

Toda vez que nos vemos forzadas a estar en una situación que no deseamos o a soportar conductas o actitudes que nos resultan humillantes estamos sufriendo violencia de género. Basta de aceptarla resignadamente. No la dejemos crecer.

Exijamos el cumplimiento efectivo de la ley 26485 que prevé todas éstas conductas y la formación en género de tod@s l@s agentes estatales para que la apliquen.

No olvidemos a Tomás. Como sociedad no aceptemos ni permitamos nunca más ninguna manifestación de violencia machista por mínima que sea porque siempre lleva en sí el germen de la muerte.

Mujeres por la Equidad de Género de General Pinto

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